Los días 25, 26 y 27 de enero se celebró en Marrakech una cumbre sobre los Derechos de las Minorías Religiosas en los Países de Mayoría Musulmana, a la que asistieron más de 300 personalidades de todo el mundo islámico, entre ellas, eruditos de las ciencias islámicas, muftis, juristas, así como representantes políticos de diferentes países. La cumbre fue organizada por el Ministerio de Fundaciones y Asuntos Islámicos de Marruecos, y patrocinada por la Fundación para la Promoción de la Paz en las Sociedades Musulmanas, una organización con base en Emiratos Árabes y presidida por Sheij Abdullah Bin Bayyah. El objetivo fue el de publicar una declaración común en defensa de los derechos de las minorías no musulmanas en los países de mayoría musulmana.
A la cumbre asistieron personalidades islámicas musulmanes como el propio Sheij Abdullah Bin Bayyah, Hamza Yusuf, Taqui Usami, además de numerosos políticos y representantes de países como Pakistán, Irán, Irak, Nigeria, Arabia Saudí, Turquía, Egipto y Marruecos, así como líderes pertecenientes a otras confesiones o ramas del Islam, entre los que contaban cristianos, yazidíes y shías que viven en países de mayoría musulmana.
La Declaración de Marrakech busca mostrar cómo la tolerancia a minorías religiosas tiene una extensa base y precedente en la tradición e historia del Islam, empezando por la llamada Constitución de Medina, establecida en el siglo VII por el Profeta Muhammad a su llegada a esta ciudad de la actual Arabia Saudí, y en la que se estipulaban los derechos de las minorías judías y cristianas.
La Declaración de Marrakech:
En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso.
Resumen ejecutivo de la Declaración de Marrakech sobre los derechos de la minorías religiosas en las comunidades de mayoría musulmana.
Dado que las condiciones en varias partes del Mundo Musulmán se han deteriorado de forma peligrosa por el uso de la violencia y la lucha armada como forma de solucionar conflictos y de imponer un punto de vista;
Dado que la situación también ha debilitado la autoridad de gobiernos legítimos y hecho posible que grupos criminales publiquen edictos atribuídos al Islam, que de forma alarmante contradicen sus principios y objetivos fundamentales, de manera que perjudican a la población en general;
Dado que este año se conmemora el 1400 aniversario de la Constitución de Medina, un pacto constitucional entre el Profeta Muhammad, que Allah le dé Su gracia y paz, y la gente de Medina, que garantizaba su libertad religiosa, independientemente de su creencia;
Dado que esta cumbre se ha celebrado bajo el auspicio de Su Majestad el Rey de Marruecos, Mohammed VI, y se ha organizado de forma conjunta por el Ministerio de Fundaciones y Asuntos Islámicos de Marruecos y el Foro para la Promoción de la Paz en las Sociedades Musulmanas, basado en Emiratos Árabes Unidos;
Teniendo en cuenta la gravedad de la situación que afecta a musulmanes además de a personas de otras confesiones en todo el mundo, y después de una deliberación y discusión exhaustiva por parte de los eruditos e intelectuales musulmanes convocados:
Se declara nuestro compromiso firme a los principios articulados en la Constitución de Medina, cuyas disposiciones contenían un número de los principios contractuales de la ciudadanía constitucional, como son la libertad de movimiento, la posesión de propiedad, la solidaridad y defensa mutua, así como principios de justicia e igualdad ante la ley; y que,
Los objetivos de la Constitución de Medina proporcionan un marco adecuado para las constituciones nacionales en los países de mayoría musulmana, y que la Declaración de las Naciones Unidas y documentos relacionados, como la Declaración de los Derechos Humanos, están en armonía con la Constitución de Medina, incluyendo la consideración de orden público.
Y teniendo además en cuenta que la reflexión profunda sobre las diferentes crisis que afectan a la humanidad, pone de manifiesto la necesidad inevitable y urgente de cooperación entre todos los grupos religiosos, nosotros:
Afirmamos por la presente que esta cooperación debe de estar basada en una “Palabra Común” y que requiere que esta cooperación vaya más allá de la tolerancia mutua y el respeto, hasta proporcionar una protección completa de los derechos y libertades de todos los grupos religiosos de una forma civilizada que evite la coerción, el prejuicio y la arrogancia.
Basándonos en todo lo anterior, por la presente:
Llamamos a todos los intelectuales y eruditos musulmanes de todo el mundo para que desarrollen una jurisprudencia del concepto de “ciudadanía” que sea inclusiva de todos los grupos. Esta jurisprudencia debe de estar arraigada en la tradición y principios islámicos y ser consciente de los cambios globales.
Urgimos a las instituciones educativas y a las autoridades a llevar a cabo una valiente revisión del currículo educacional, que trate de forma honesta y efectiva cualquier material que instigue a la agresión y el extremismo, que lleve a la guerra o al caos, y que dé como resultado la destrucción de nuestras sociedades compartidas;
Llamamos a los políticos y a quienes toman decisiones, para que tomen los pasos políticos y legales necesarios para establecer una relación contractual entre sus ciudadanos, y apoyen todas las fórmulas e iniciativas cuyo fin es el fortalecimiento de las relaciones y el entendimiento de los grupos religiosos varios en el Mundo Musulmán.
Llamamos a todos los miembros educados, artistas y creativos de nuestras sociedades, así como a las organizaciones de la sociedad civil, para que establezcan un amplio movimiento destinado al trato justo de las minorías religiosas en los países musulmanes, y para crear conciencia sobre sus derechos, así como trabajar de forma conjunta con el fin de asegurar el éxito de estos esfuerzos.
Llamamos a los diferentes grupos religiosos vinculados por el mismo tejido nacional a afrontar su estado de amnesia selectiva, que bloquea la memoria de siglos de convivencia en la misma tierra; llamamos a que reconstruyan este pasado, reviviendo esta tradición de convivencia, y a la restauración de la confianza que ha sido erosionada por extremistas mediante actos de terror y de agresión;
Llamamos a que los representantes de las diferentes religiones, sectas y denominaciones se enfrenten a todas la formas de fanatismo religioso, vilipendio y degradación de lo que la gente considera sagrado, así como de todo discurso que promueva el odio y el fanatismo; y finalmente,
Afirmamos que es irracional el uso de la religión para el propósito de agredir a minorías religiosas en países de mayoría musulmana.
Marrakech, 27 de enero de 2016
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