La revolución digital que se está produciendo hoy en día en todo el mundo está cambiando sin duda el planeta a un ritmo vertiginoso en todos los aspectos. Las perspectivas de esta revolución sin precedentes son enormes, pero también lo son los peligros y las trampas que entraña para la familia y la sociedad.
Consciente de los peligros de la globalización para la familia musulmana, la Organización Islámica para la Educación, la Ciencia y la Cultura -ISESCO- se embarcó hace unos años en un ambicioso proyecto titulado: «Educación parental», orientado a informar a los padres sobre cómo educar a sus hijos en casa para evitar que se conviertan en víctimas del lado oscuro de la globalización.
Globalizarse
Allá por los años cincuenta del siglo pasado, un visionario pensador llamado Marshall McLuhan predijo, con razón, que el mundo se convertiría en una aldea global como resultado del avance tecnológico alcanzado por la humanidad. Hoy, esta predicción se ha hecho realidad y, como resultado, el mundo se ha contraído drásticamente hasta el punto de que todos los lugares lejanos y las personas distantes se encuentran ahora cercanas. Este nuevo avance en la vida de los seres humanos es visto por algunos como una buena noticia y por otros como una catástrofe.
Esta nueva situación ha llegado para quedarse y se está convirtiendo poco a poco en una nueva forma de vida para todos los seres humanos, les guste o no. El hecho es que cuando vives tan cerca del resto del mundo, te vistes, comes, piensas y te comportas como el resto del mundo, y no haces preguntas. Y esto es lo que significa «globalizarse».
Como todo concepto humano, la globalización no es infalible, tiene sus ventajas y sus inconvenientes, ayuda a hacer circular entre las personas los beneficios del avance tecnológico, pero también impone a la mayoría el modo de vida y pensamiento de unos pocos afortunados, impidiendo y destruyendo así la diversidad cultural.
Mucha gente cree que la globalización es el resultado político final de la caída del Imperio Soviético y de la confirmación de los Estados Unidos de América como única superpotencia. En realidad, esa bien puede ser una de las razones, pero desde luego no la única. La globalización prosperó porque se vio impulsada por muchos factores importantes, entre los que destacan: (1) La revolución digital; y (2) El comercio mundial.
Tras las revoluciones agrícola e industrial, que cambiaron el mundo, la humanidad se vio sometida a una revolución más poderosa y de mayor alcance que reescribió las reglas de la civilización moderna. La revolución digital convirtió la ciencia ficción en realidad en varios campos, demasiados para ser nombrados: Internet, televisión digital, videoconferencias, teléfonos móviles, etc. y acercó a personas de diferentes culturas y credos. Es una nueva forma de libertad nunca antes experimentada por los seres humanos.
El segundo elemento que hizo posible la globalización es el comercio mundial, que alcanzó un rendimiento increíble. La demanda del comercio mundial está llegando a niveles inverosímiles y cuanto más se satisfaga esta creciente demanda, más se globalizará la economía e impondrá nuevos códigos de conducta a los gobiernos.
La globalización promueve activamente el modo de vida de los países ricos y poderosos a expensas de los países pobres y pequeños
El comercio mundial, en su formato actual, está ayudando a poner en marcha hábitos de consumo incluso en las sociedades más empobrecidas, estén donde estén, y esto es posible gracias a los medios de comunicación que están creando subliminalmente hábitos de consumo y necesidades que nunca antes habían existido en la sociedad.
En definitiva, la mayoría de los países del mundo están dispuestos a globalizarse a pesar de los peligros que esta empresa pueda representar, con la esperanza de beneficiarse económicamente de sus ganancias inesperadas.
El lado oscuro de la globalización
La globalización promueve activamente el modo de vida de los países ricos y poderosos a expensas de los países pobres y pequeños. Puede que no se trate de una acción planificada, pero tiene efectos desestabilizadores en los países del Sur. Gracias a la televisión digital por satélite, estos pueblos son bombardeados a diario con programas de televisión que celebran la riqueza y la belleza, pero también el sexo, los coches de alta gama y las casas lujosas, además de valores tan negativos como el engaño y la infidelidad; y los niños pequeños y los jóvenes adultos sin formación caen presa de esta falsa publicidad y ansían actuar del mismo modo.
Los canales de televisión se dirigen a una población vulnerable: los adolescentes y jóvenes, que intentan reafirmarse en sus sociedades y son fácilmente influenciables para asumir cualquier identidad cultural que se les proponga en su propio idioma.
Por si la televisión digital no fuera suficiente, llegó Internet, un medio más peligroso y destructivo para los jóvenes. Internet, cuando no está bajo el control de los padres, tiene efectos indeseables en los niños porque, a diferencia de la televisión, ofrece un amplio abanico de sitios y posibilidades que pueden dañar, más allá de lo imaginable, la educación de los adolescentes.
A este poderoso medio de comunicación se le atribuyen daños psicológicos duraderos en los jóvenes por su material fuertemente sugestivo y su información nociva.
Estos trastornos pueden ir desde: Crisis de identidad; Falta de confianza en uno mismo y de autoestima; rechazo de la autoridad paterna; mal humor e insociabilidad; inclinaciones suicidas; falta de respeto a la antigüedad; y aversión a la escuela.
Estos trastornos son el resultado del rechazo total de la propia sociedad, vista como una institución cultural insignificante, el rechazo de uno mismo y de su entorno porque no se ajustan al modelo occidental dignificado por Internet, un modelo que presume de riqueza y belleza ilimitadas, el rechazo de la propia cultura y religión y, en última instancia, la adopción de una vida de consumismo escandaloso.
La globalización y la familia
Hoy en día, muchas familias del mundo musulmán sufren una auténtica confusión debido a la mala influencia que ejercen los medios de comunicación modernos en el comportamiento de sus hijos.
El respeto a los padres en el islam es un deber religioso recalcado sin ambages en el Sagrado Corán, el cual también destaca la importancia de los padres en el tejido social y ordena a los musulmanes obedecerles y mostrarles respeto y amor. Cualquier incumplimiento de estos conceptos supone un rechazo directo de la religión, ya que la familia es la unidad básica del sistema social. Del mismo modo, cualquier amenaza a la existencia de la familia es una amenaza a la Ummah [comunidad] en general y, como tal, a la fe islámica.
Debido a la fuerte influencia de los medios de comunicación sobre los niños y al efecto de lavado de cerebro que ejercen sobre ellos, éstos perciben la familia como una restricción de su libertad, a los códigos sociales como tradiciones anticuadas y a la cultura local como un conjunto de valores, ética y costumbres que no están en sintonía con la cultura global que se les ofrece.
Una de las críticas que hacen algunos países y gobiernos a la globalización es que, por muy interesante y estimulante que sea este modo de vida, tiene muchos efectos secundarios negativos. Este movimiento fue iniciado por el Gobierno francés, amenazado por la globalización anglosajona. Los franceses reaccionaron promoviendo el concepto de spécificité culturelle (especificidad cultural) y creando organizaciones internacionales para la defensa de la lengua y la cultura francesas en el mundo.
Si los gobiernos pueden y deben defender sus intereses ante los embates de la globalización promulgando leyes y estableciendo medios defensivos, la única autoridad a la que puede recurrir la familia en este sentido es la patria potestad y, en caso de dificultad, apelar a las enseñanzas religiosas y a la moral islámica.
Tradicionalmente, las familias, en sus formas ampliada y nuclear, mantenían intacta su cohesión frente a los peligros y los cambios gracias al fuerte sentimiento de solidaridad que es proverbial en la cultura popular árabe:
انصر أخاك ظالماً أم مظلوماً
Este proverbio puede interpretarse semánticamente de múltiples maneras, y quizá la más importante y la más central de todas sea la solidaridad activa ante el peligro, las amenazas, las necesidades y todas las situaciones calamitosas.
Las familias mantenían intacta su cohesión frente a los peligros y los cambios gracias al fuerte sentimiento de solidaridad.
El papel de la familia en el Islam es criar al niño, atender todas sus necesidades y educarlo en las mejores prácticas posibles: sinceridad, rectitud, fidelidad, integridad e independencia, y hacer de él una buena persona إنسان صالح (sãlih insan). Y educarle también, y esto es de suma importancia, en las enseñanzas islámicas التعاليم الإسلامية, para que la religión del islam pueda ser su guía en la vida cotidiana y una protección para él contra la tentación, el vicio y el mal.
La educación parental: ¿en qué consiste?
La educación, que constituye en su sentido cultural el espejo de la vida de las personas y del estado de su sociedad, y en su sentido más profundo el instrumento fundamental del desarrollo y el progreso, se ha convertido en uno de los principales problemas sociales de los últimos años. Si la mayoría de los países desarrollados han prestado la atención suficiente a este problema, no ha sido así en las sociedades musulmanas.
La educación parental consiste en la relación educativa entre un niño y sus padres, reflejada en prácticas bien definidas que se concretan en una serie de métodos y tratamientos a los que estos últimos recurren en las diversas situaciones a las que se enfrenta el niño ya sea dentro o fuera de casa.
La educación parental en la era de la globalización
La religión islámica siempre ha instruido a los fieles para que asuman la educación de sus hijos y consideren esta empresa como un deber religioso: una preparación para la educación escolar y una preparación para los deberes de la vida.
La educación parental es el acto de inculcar al hijo los valores القيم de la moral islámica الأخلاق الإسلامية para evitar que se extravíe y hacer de él un miembro responsable y trabajador de la sociedad.
Consciente de la importancia de la educación de los padres en esta era de globalización, plagada de diversos peligros como la violencia, el terrorismo, las drogas y la delincuencia, la organización islámica -ISESCO- elaboró en el año 2000 un estudio titulado «La educación de los padres en el mundo islámico». Asimismo, la Organización Islámica organizó en 2004 una reunión de expertos sobre el mismo tema.
La educación parental permite a las familias ejercer una influencia duradera sobre sus descendientes, que puede serles beneficiosa durante la vida, así como para generaciones venideras.
En esta era de la globalización, en la que la libertad que se ofrece es demasiado irracional y demasiado irresponsable, y los niños son inexpertos, los peligros de la perversidad son demasiado numerosos y la educación parental desempeña una función fundamental para regular el desarrollo de la sociedad, en general, y la vida de la descendencia, en particular.
Regulación de la globalización
La globalización, como es entendida hoy, es el resultado del progreso y la sofisticación de la humanidad. Sin embargo, es un fenómeno que tiene tanto implicaciones positivas como negativas.
Lo que se necesita hoy en día son formas y métodos para humanizar la globalización.
Lo que se necesita hoy en día son formas y métodos para humanizar la globalización, es decir, hacer de ella un fenómeno al pleno servicio de la humanidad, y aquí es donde la educación de los padres puede desempeñar un rol vital y fundamental.
La educación parental puede humanizar la globalización guiando a los niños en sus difíciles años de crecimiento. La educación parental puede regular la globalización y humanizar sus efectos aplicando una serie de acciones mediante la educación y el asesoramiento. Tales acciones son las siguientes:
- Preservar la integridad cultural
La globalización actual, por muy universal que sea, promueve la cultura dominante del mundo occidental a expensas de otras culturas, a través de la globalización de McDonalds, Coca Cola, Walt Disney, MTV, CNN y la industria musical y cinematográfica estadounidense. Estas marcas no solo son meras denominaciones comerciales, sino que son referentes culturales por excelencia.
Así, la gastronomía del resto del mundo es «comida étnica», la vestimenta es «traje tradicional», el cine es «película extranjera» y la música es «música del mundo». La globalización, por tanto, insta indirectamente al resto del mundo a adoptar el modo de vida estadounidense como forma de vida universal.
La misión de la educación parental es poner de relieve la cultura islámica y su importancia en la vida del musulmán y mostrar los peligros que la globalización incontrolada puede tener en la sociedad musulmana al causar alienación cultural, especialmente entre los jóvenes. La educación parental debe mostrar que la cultura nacional es identidad y que sin identidad el individuo no tiene valor, porque sólo se le conoce a través de su cultura.
- Mejorar la moralidad
La globalización, ya sea a propósito o no, fomenta a través de algunos de sus muchos medios, la inmoralidad y la perversidad. La educación de los padres debe identificar estos casos y ofrecer una defensa aceptable y justificable contra ellos. De hecho, hoy en día, incluso en el mundo occidental son muchas las voces que reclaman la moralización de la globalización y la regulación de sus resultados para evitar que la juventud se extravíe y se aleje de sus valores sociales.
- Rediseñar la educación religiosa
La globalización, en muchas de sus manifestaciones, promueve la cultura material a expensas de los principios humanos más destacados. La vida no es sólo cuestión de dinero, beneficios y comodidades, sino también de fe y valores morales. Una globalización sin fe puede ser una empresa material de éxito, pero al final es un fenómeno condenado al fracaso, porque el ser humano no vive sólo de pan, necesita la fe para dirigir su vida y confiar en sí mismo y en su futuro.
Una globalización sin fe es un fenómeno condenado al fracaso, el ser humano no vive sólo de pan, necesita la fe para dirigir su vida y confiar en sí mismo y en su futuro.
Así pues, los padres tienen un papel importante que desempeñar en la inculcación de la fe a sus hijos, estudiando la forma de enseñarles la religión para que interioricen sus preceptos de la mejor manera posible. Los padres deben, además, presentar la religión a sus hijos en un formato moderno, abogando por el debate, la transparencia, la apertura y el razonamiento.
Globalización sí, pero…
No cabe la menor duda de que la globalización es el resultado ineludible de la aspiración humana al progreso y al desarrollo. Pero si la globalización está aquí para quedarse, debería servir a la humanidad en sus dimensiones cultural y espiritual. Los defectos actuales de la globalización, la libertad sin control, la permisividad irresponsable y el materialismo salvaje, no están al servicio de los objetivos humanos, por lo que es urgente repensar la globalización para darle un rostro humano aceptable.
No cabe la menor duda de que la globalización es el resultado ineludible de la aspiración humana al progreso y al desarrollo. Pero si la globalización está aquí para quedarse, debería servir a la humanidad en sus dimensiones cultural y espiritual. Los defectos actuales de la globalización, la libertad sin control, la permisividad irresponsable y el materialismo salvaje, no están al servicio de los objetivos humanos, por lo que es urgente repensar la globalización para darle un rostro humano aceptable.
Si la globalización está aquí para quedarse, debería servir a la humanidad en sus dimensiones cultural y espiritual.
La globalización tiene que tener en cuenta las necesidades y las aspiraciones de sus sujetos y destinatarios. Tiene, también, que permitir reajustes urgentes en su misión y contenidos para servir mejor al ser humano desde el punto de vista personal y social. Es cierto que el progreso no puede detenerse, pero puede reorientarse en su curso y rediseñarse en su contenido.
Es preciso que la familia tenga una función importante dentro de la globalización, porque una globalización sin alma está condenada a llevar a la humanidad al descrédito y al fracaso.
Dr. Mohamed Chtatou
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