Tristan Semiond & Alfonso Casani – FUNCI
La cuestión de la mujer musulmana ha sido, y continúa siendo, objeto de controversia, tradicionalmente instrumentalizada para retratar la opresión que muchas mujeres sufren en países de mayoría musulmana, en un intento por ligar la cuestión al islam, aislándola de contextos sociopolíticos y culturales. Esta visión, simplista y orientalista, pero también propia de los cronistas musulmanes a lo largo de la Historia, niega la existencia de miles de mujeres musulmanas, conocidas o desconocidas, que han marcado sus épocas en múltiples ámbitos, contribuyendo a la expansión e impulso del islam en sus primeros siglos de existencia.
Este artículo realiza un recorrido, no exhaustivo, por algunas de las mujeres musulmanas que, a lo largo de la Edad Media, han desempeñado un importante rol político y social. A pesar de ello, muchas de ellas continúan siendo desconocidas para el público general. Su falta de reconocimiento contribuye a la marginación de la mujer en la Historia y alimenta el citado discurso islamófobo, y también el islam patriarcal preconizado por no pocos musulmanes, que reduce a la mujer a un objeto de sumisión y argumentación política.
Jadiya bint Khuwaylid
Comenzamos este repaso por una de las principales figuras del islam, y quizá la más conocida de las aquí tratadas: Jadiya bint Khuwaylid. Conocida por ser la primera esposa del profeta Muhammad, Jadiya no solo desempeñó una importante función de apoyo al Muhammad en su misión profética a lo largo de su vida, sino que previamente había destacado por su autonomía y sus dotes comerciales.
Nacida en Arabia en el año 555 en una familia de comerciantes de la tribu Quraysh, Jadiya ocupaba un puesto prominente desde el punto de vista económico durante el periodo previo a la Revelación (la época de la Yahiliyya) debido a su capacidad de gestión de los negocios, lo que le concedió un alto grado de autonomía y le permitió labrarse su propio futuro. Desposada con Muhammad en el año 599, Jadiya fue un pilar de apoyo vital para el Profeta tras la primera revelación, así como en las disputas políticas y religiosas que habrían de seguir a esta. Firme creyente en el mensaje del Profeta, Jadiya constituye la primera persona en convertirse al islam tras la Revelación, y es conocida como “la madre de los creyentes”.
Su falta de reconocimiento contribuye a la marginación de la mujer en la Historia y alimenta el citado discurso islamófobo, y también el islam patriarcal preconizado por no pocos musulmanes, que reduce a la mujer a un objeto de sumisión y argumentación política.
Este personaje histórico nos recuerda el importante desarrollo en materia de derechos que representó el surgimiento del islam, y, sobre todo, que mujeres como Jadiya o Aïsha bint Abu Bakr, también esposa del Profeta y que llegó a ser una gran jurista y erudita, son también modelos de emancipación de la mujer.
Si las esposas y mujeres que rodeaban a Muhammad han desempeñado una importante función en el desarrollo del islam, como su hija Fatima o la famosa guerrera Nusayba bint Ka’ab al Muzaniyya, que luchó junto al Profeta en la batalla de Uhud, éstas no son las únicas que han ostentado un rol político en la historia del islam.
Los Sulayhid, una dinastía marcada por mujeres
La siguiente historia gira en torno a una mujer que cambió totalmente el destino de una dinastía, así como del chiismo ismaelita. Pocas dinastías se han visto tan marcadas por mujeres como la dinastía Sulayhid. El desarrollo de esta conocida dinastía se debe en gran parte a dos mujeres: Asma Bint Shihab al-Sulayhiyya, y, sobre todo, Al-Malika al-Sayyida al-Hurra al-Sulayhi, más conocida hoy en día como Arwa al-Sulayhi.
Asma Bint Shihab al-Sulayhiyya fue junto con su marido, Ali bin Muhammad al-Sulayhi, la fundadora de la dinastía. Asma participó activamente en los asuntos del estado, gobernando junto con su esposo y trayendo paz y prosperidad a la región del actual Yemen. Después de la muerte de su marido, asesinado en 1067, la reina Asma dirigió el país junto con su hijo Ahmad al-Mukarram hasta su muerte siete años después.
Como parte de su legado, destaca el rol que desempeñó en la educación de Sayyida al-Hurra, su futura nuera, criada bajo su cuidado en la corte Sulayhid. Se considera que Asma ejerció una gran influencia en el carácter de Sayyida, quien destacó por su valor, integridad, piedad, fuerza e inteligencia.
Sayyida desempeñó un papel principal en los dos cismas del chiismo ismailí, apoyando primero a al-Musta’lī y después a al-Tayyib.
Sayyida se casó con Ahmad al-Mukarram en 1066, convirtiéndose así en la esposa del nuevo sultán. Las habilidades de gobierno del Sultán Sulayhid fueron muy criticadas, y pronto se vio incapaz de gobernar, al quedar físicamente paralizado a consecuencia de un combate que lo apartó de la vida política. En aquel momento, Sayyida comenzó a gobernar, primer con su nuera y, tras su muerte, en solitario. Su autoridad queda ilustrada en el hecho de que su nombre se mencionara en la jutba (sermón del viernes) directamente después del nombre del Califa-imán fatimí al-Mustanṣir-billah. Si bien Ahmad continuó siendo el gobernante del Imperio Sulayhid hasta su muerte en 1091, fue ella quien controló los asuntos políticos y religiosos durante los 77 años que se mantuvo en el poder[1].
Sayyida fue también la primera mujer en la historia que alcanzó un alto rango en la jerarquía ismailí, el rango de hujja del Yemen en 1084[2]. Este reconocimiento del Califa-imam fatimí al-Mustansir le otorgaba una autoridad religiosa, además de política. De hecho, Sayyida desempeñó un papel principal en los dos cismas del chiismo ismailí, apoyando primero a al-Musta’lī, hijo del octavo Califa y decimoctavo imán ismaili, Al-Mustansir, y después a al-Tayyib, el vigésimo primer imam oculto conforme a la doctrina chií.
Zaynab Nefzaouia (1039-1117)
Sin embargo, la reina Sayyida no fue la única gobernanta que marcó la historia del desarrollo del islam. Al mismo tiempo, otra mujer, Zaynab Nefzaouia (Zineb Tanefzawt, en amazigh) estaba también gobernando y participando en el desarrollo de otra dinastía, la de los almorávides, cuando los califatos fatimí y abasí se encontraban ya al borde de la extinción.
Zaynab dejó un importante legado como fundadora y reina de Marrakech. Su ejemplo y su influencia en la creación de la dinastía dejaron una marcada huella en la situación de las mujeres en el Marruecos almorávide. Durante su época, las princesas podían participar en los asuntos políticos, y mujeres como al-Rukuniyya enseñaban a otras mujeres en Palacio. Esa tradición de enseñanza y valorización de la cultura llegó hasta la península ibérica, donde el periodo de al-Ándalus nos dejó también muchos ejemplos de mujeres relevantes, y a veces olvidadas, para la historia del islam y del mundo. Tal es el caso, por ejemplo, de Lubna de Córdoba.
Lubna de Córdoba (s. IX)
De esclava a secretaria del Califa, la figura de Lubna de Córdoba cuenta la historia de la dirigente de la Biblioteca Real de Córdoba y fundadora de la Biblioteca de Madinat az-Zahra. Nada predestinaba a una mujer -capturada de niña durante el saqueo de su ciudad natal, y entregada como esclava al califa Abd al-Rahman III y, más tarde, a su hijo al-Hakam II-, a convertirse en una de las principales figuras del desarrollo cultural de Córdoba.
Lubna se crio en el palacio del sultán Abd al-Rahman III[3] y recibió una educación completa. El Califa Abd al-Rahman III y su hijo son conocidos por haber sido gobernantes de gran cultura y de paz, que permitieron a al-Ándalus alcanzar su máximo esplendor. Una de las características de este Califato fue la formación de mujeres letradas como Lubna. Según los dichos de crónicas árabes había más de 170 mujeres designadas como copistas[4].
De esclava a secretaria del Califa, la figura de Lubna de Córdoba cuenta la historia de la dirigente de la Biblioteca Real de Córdoba y fundadora de la Biblioteca de Madinat az-Zahra.
Es en este contexto, basándose en la perseverancia y el esfuerzo, Lubna consiguió integrarse, a pesar de su condición, en la élite intelectual y política del califato. Comenzó su increíble ascenso social con un puesto de copista y secretaria en la Biblioteca Real de Córdoba, donde pronto destacó debido a sus habilidades como bibliotecaria, matemática y poetisa. Tras ser nombrada conservadora de la Gran Biblioteca, ganó su libertad y se convirtió también en la secretaría del Califa Alhaken II. Junto a Hasdai ibn Shaprut, fue además la impulsora de la renombrada biblioteca de la ciudad de Madinat az-Zahra. Gracias a su tenacidad y ambición, Lubna llegó a convertirse en una de las personas más influyentes de Palacio, encargada de conservar, comentar y clasificar el saber acumulado.[5]
Gracias a sus anotaciones y su trabajo como copista y traductora, Lubna se ha convertido en una fuente de información importante para los historiadores y, sin embargo, los historiadores tienen muy poca información sobre su vida. De hecho, la famosa escritora Kamila Naheed Shamsie considera la idea que el personaje de Lubna podría aunar a varias mujeres “sabias”[6]: Lubna, una poetisa y copista en la corte de Alhakén II; Labná, una experta en adquisiciones de libros que viajaba a El Cairo, Damasco y Bagdad en busca de nuevos libros para las bibliotecas del Califa, y Labana, una secretaria del Califa y una matemática reconocida.
Su unificación de estas figuras bajo un único nombre se explica en la excepcionalidad otorgada a su figura. ¡No podía ser que tantas mujeres desempeñasen puestos de tanta relevancia!
Algunas fuentes históricas mencionan a una segunda, Fátima, a la que generalmente se atribuye la creación del sistema de clasificación de la Biblioteca del Alcázar de Alhakén II[7], sistema revolucionario que contribuyó a la fama de esa biblioteca. ¿O fue obra de Lubna…? Son precisamente estas similitudes las que hacen pensar a Shamsie que Lubna podría haber sido también Fátima, lo que hace difícil disociar ambos personajes.
La mujer en al-Ándalus
Las mujeres marcaron la poesía de al-Andalus, pero también las ciencias, la filosofía, la política o las teorías jurídicas que se desarrollaron en esta época.
Este no es el único caso que encontramos en la época de al-Ándalus. Por ejemplo Wallada bint al-Mustakfi, princesa almohade del siglo XI, era conocida por su poesía y su retórica y también por su salón literario, donde enseñaba poesía, canto y en el que se reunían eminentes poetas, eruditos e intelectuales[8]… También destaca la figura de la poetisa Muhŷa bint al-Tayyānī al-Qurṯubiyya, situada en el lado opuesto de la escala social. Hija de un vendedor de fruta, fue acogida en la casa y en el salón de la princesa Wallada, donde aprendió de ella y se convirtió en una reconocida poetisa de la sociedad andalusí. Irónicamente, sus poemas más conocidos son, precisamente, sátiras de la princesa.
Las mujeres marcaron la poesía de al-Ándalus, pero también las ciencias, la filosofía, la política y las teorías jurídicas que se desarrollaron en aquella época, como lo ilustra Fāṭima b. Abī al-Qāsim ‘Abd al-Rahmān b. Muhammad b. Ghālib al-Ansārī al-Sharrāṭ, reconocida erudita del s. XII.
Ninguna de estas mujeres suele tener el privilegio de figurar en la lista de mujeres reivindicadas en la actualidad, cuando se trata de luchar contra la marginación a la que la Historia y la transmisión del conocimiento ha condenado a la mujer. Y, sin embargo, como hemos visto, todas ellas ocuparon puestos de responsabilidad, detentaron el poder político de los antiguos grandes Imperios y sultanatos, y tuvieron una relevancia política y cultural determinante. A través de este artículo, hemos intentado concederles la visibilidad que se merecen, mostrando cómo muchas mujeres han gozado de autoridad e influencia en las sociedades de mayoría musulmana, por sus conocimientos religiosos, poéticos y literarios, científicos y políticos.
[1] Dr. Farhad Daftary. “Sayyida Hurra: The Isma‘ili Sulayhid Queen of Yemen”. The Institute of Ismaili Studies, 2003.
[2] Ibid.
[3] Bartolomé, Pilar. “El alma de la biblioteca de Medina Azahara”, El Día de Córdoba [En línea], 12/02/2017. Consultado el 02/03/2021
[4] Patiño, Isabel Cristina. “Mujeres musulmanas importantes de la historia”. Observatorio Islamofobia [En línea], 13/10/2017. Consultado el 02/03/2021
[5] González, Victoria . “10 mujeres silenciadas en la Edad Media”, Muy Historia.es 10/02/20. Consultado el 02/03/2021
[6] BBC Sounds, «The Islamic Golden Age: Lubna of Cordoba», The Eassy. Disponible en: https://www.bbc.co.uk/sounds/play/b03vd5xt
[7] Palacios, Laura. “Lubna de Córdoba: una mujer para recordar”. Cefes oposiciones, 19/08/19.
[8] Alaoui, Amina. « Poésie et musique arabo-andalouse : un chemin initiatique », La pensée de midi, vol. 28, no. 2, 2009, pp. 71-90.
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