A Imad Taktak todo el mundo lo conoce en Teis como Juan o Juanito, sin duda más fácil de pronunciar. Este joven de origen marroquí regenta un bazar que, por el decreto del estado de alarma, está cerrado. El viernes pasado, sobre las dos de la tarde, apareció en el centro de salud del barrio con unos 2.000 guantes, unas 300 mascarillas y el gel hidroalcohólico que le quedaba y que a buen seguro podría vender cuando reabriese el negocio. «Cogí todo el material que tenía estancado en el almacén y en la tienda y pensé que ellos le van a sacar mejor partido que el dinero que yo pueda hacer cuando reabra», explica.
Apareció en el centro de salud del barrio con unos 2.000 guantes, unas 300 mascarillas y el gel hidroalcohólico que le quedaba y que a buen seguro podría vender cuando reabriese el negocio.
Es una idea que se le ocurrió a un hermano suyo. En realidad son seis. Él (32 años) es el segundo y vive con uno de los pequeños. Los tres mayores regentan bazares. Los otros están en Plasencia y Malpartida de Cáceres, en Extremadura, la comunidad donde está asentada la familia. «Uno de mis hermanos tuvo la idea. Hicimos una videollamada y nos empezamos a preguntar si nos habían sobrado guantes y gel. Como todos teníamos algo, nos pusimos de acuerdo», cuenta. Cada uno lo llevó al centro de salud más próximo. En el de Teis alucinaron cuando lo vieron llegar.
«Tampoco se nos pide mucho. Si cada uno se quedase en casa, la cosa iría un poco mejor»
«Todo es poco para ayudar a esta gente», dice, en referencia al personal sanitario, que representa la primera línea de batalla contra el coronavirus en esta emergencia sanitaria. Entre esa ayuda ciudadana, cree que hay una básica, que es quedarse en casa. «Tampoco se nos pide mucho. Si cada uno se quedase en casa, la cosa iría un poco mejor», afirma. Él se considera de Teis, donde lleva seis años viviendo, y procura cumplir el confinamiento. Hasta que pase el coronavirus y reabra el bazar Tak-tak.
Ángel Paniagua
Fuente: lavozdegalicia.es
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