El blog África no es un país presenta en esta noticia el II Congreso Formativo de Cooperación Internacional, que se celebrará el Valladolid, entre el 1 y el 3 de marzo. Estas jornadas sitúan el énfasis en la necesidad de conocer el contexto y la cultura de los países con los que se quiere cooperar, dos elementos fundamentales para abordar los problemas desde una perspectiva común, rehuyendo ideas preconcebidas y posturas etnocéntricas. En la Fundación de Cultura Islámica hemos intentado, siempre, otorgar esta impronta a nuestras acciones, defendiendo la importancia de la educación como elemento clave en el desarrollo de proyectos respetuosos con cada contexto, que nos ayuden a construir puentes de diálogo y comprensión entre las distintas culturas.
A África la hemos sepultado bajo miles de prejuicios que nos impiden descubrir su esencia y realidad. Creemos que lo sabemos todo sobre ella y que por eso mismo podemos plantarnos allí y decir a sus habitantes qué es lo mejor para ellos, qué tienen que hacer, por qué son pobres o por qué sus vidas no cambian, entre otras muchas cosas. Y eso, si lo envolvemos en la etiqueta de Cooperación internacional, puede justificar infinidad de acciones y resoluciones que se toman desde la más profunda ignorancia.
Contra el desconocimiento y los estereotipos, nada mejor que la formación. Esta es la razón de ser del II Congreso Formativo de Cooperación Internacional que, con el título “África, un continente condenado por los prejuicios y la globalización”, se celebra del 1 al 3 de marzo en Valladolid. Detrás de él hay un grupo de estudiantes que desde hace tiempo coopera en diversos proyectos en África a través de la ONG OAN Internacional. De hecho, la idea que dio pie a esta iniciativa surgió de uno de sus miembros, Marcos Sánchez (que en la actualidad prepara el examen de MIR).
Durante una guardia en el hospital Sounon-Sero de Nikki, en Benín, se dio cuenta de que no bastaba ser un buen profesional para cooperar. «También se necesita formación sobre el contexto, la realidad, las personas con las que se trabaja y la dinámica específica de la cooperación”. La idea gustó a sus compañeros y así nació el I Congreso, que se celebró en 2017. Vista la buena acogida y las críticas que recibió aquella convocatoria, este año, se repite la experiencia.
A África la hemos sepultado bajo miles de prejuicios que nos impiden descubrir su esencia y realidad. Creemos que lo sabemos todo sobre ella y que por eso mismo podemos plantarnos allí y decir a sus habitantes qué es lo mejor para ellos
“El principal objetivo es luchar contra la ignorancia a la que estamos condenados por inercia. A la hora de informarnos sobre la realidad de otras regiones del globo terráqueo, las presentamos, en la mayoría de las ocasiones, desde puntos de vista propios con un juicio de valor entre dos mundos que poco tienen que ver. La consecuencia inmediata es aplicar un filtro de realidad a la imagen que genera la población occidental sobre lo que existe al otro lado de la noticia”, declara Miguel Ángel Rojo Pérez, organizador del encuentro, estudiante de cuarto de medicina en la Universidad de Valladolid y coordinador de la delegación de OAN en esa ciudad.
La organización de las jornadas
Para hacer desaparecer esa membrana y mostrar la realidad africana tal y como es, el congreso reúne a personas que conocen muy bien el continente para intentar romper con las imágenes que cada día transmiten los medios de comunicación e ir más allá. No todos los invitados estarán presentes. Por ejemplo, al profesor Jérémie Orou, que tenía que viajar desde Benín, se le ha negado el visado de entrada en España”. Sin embargo, sí estarán presentes, entre otros muchos, Mbuyi Kabunda, Justo Bolekia, Antoinette Torres, María Rodríguez, Carlos Bajo, Danielle Nicole, Pablo Arconada, Jara Cuadrado, Santiago Yerga, Gonzalo Fanjul, Trrifonia Melibea, Lucía Mbomío, Sebastián Ruiz-Cabrera, Chema Caballero o Jaume Calvera.
Las charlas y mesas redondas vienen acompañadas de talleres y otro tipo de actividades complementarias como una feria cultural que darán la oportunidad de acercarse a materias importantes para el continente como el periodismo, la educación, las migraciones, los Centros de Internamiento de Extranjeros, las nuevas tecnologías como medios de transformación social, los conflictos, la literatura, el arte…
«También se necesita formación sobre el contexto, la realidad, las personas con las que se trabaja y la dinámica específica de la cooperación”.
Conseguir juntar un panel tan interesante y variado ha resultado una tarea complicada para un grupo de estudiantes que además ha tenido que lidiar “con las trabas, inconvenientes y exigencias de algunas instituciones que están muy por encima de la aportación real que hacen al Congreso y, como suele ser normal en estos casos, evidencian intereses espurios”, comenta Rojo.
Sin embargo, estas zancadillas no han disminuido la ilusión por llegar a más jóvenes como ellos, ya que la mayor contribución que pueden aportar a la Cooperación Internacional, asegura Rojo, “es generar voluntarios y profesionales potenciales con un punto de vista mucho más informado”.
“Los jóvenes de mi edad tenemos muchísimas ganas de ir a hacer cooperación a diestro y siniestro, y eso es un reflejo de que nos sentimos capaces de hacerla. Eso es porque desconocemos qué es la Cooperación y pecamos de occidentales desinformados. Podemos ir a hacer Ayuda Humanitaria, pero para hacer Cooperación de verdad es necesario que dediquemos el tiempo a formarnos previamente”. La oportunidad está aquí, tres días en Valladolid donde se podrán adquirir conocimientos de primera mano, debatir y compartir experiencias para aprender a mirar a África con otros ojos.
Fuente: África no es un país
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