Ángel Álvarez Hernández
Fuente: webislam
Hay personas que se dejan asombrar por las grandes mezquitas, los palacios de los jeques árabes y sus coches de oro, pero eso no es el islam. Otras personas, buscan predicadores rigoristas y duros que les hablen de normas férreas y galvanicen sus vidas, pero eso tampoco es el islam.
El islam ha sido a lo largo de su historia creador de belleza, de ciencia, de sabiduría, de literatura y arquitectura. En el siglo X, Córdoba era una ciudad musulmana, y un centro cultural y artístico mundial, con casi un millón de habitantes, más de 700 mezquitas y 300 baños públicos. Sus calles estaban pavimentadas e iluminadas por la noche. En toda la Cristiandad no existía ninguna ciudad igual. Su memoria sigue viva en el recuerdo de todos aquellos que no hemos renunciado a nuestra raices andalusíes y nos sentimos orgullosos de una civilización que trajo la cultura y el desarrollo a España.
Hoy el islam parece habitar en los desiertos, pero eso es un error, porque el islam no puede desaparecer ni morir jamás. La islamofobia y sus seguidores pasarán, como una ruidosa tormenta de invierno, aunque siempre queden residuos. Pasarán la mentira y la demagogia, y el islam seguirá su camino. El islam no se alimenta del odio sino de la justicia y el amor. El islam es la palabra de Allah y nada es más fuerte que el islam, porque en él habita la báraka de Allah, y en el sagrado Coran se dice:
“Por cierto que enviamos a nuestros Mensajeros con las pruebas evidentes e hicimos descender con ellos el Libro y la balanza de la justicia para que los hombres sean equitativos.”
(Corán 57:25)
La inmensa mayoría de los musulmanes no caerán jamás en las manos de grupos terroristas financiados por intereses bastardos, aunque algunos desviados se dejen seducir por estas herejías y cometan crímenes salvajes. Los musulmanes quieren la paz, la esperanza, la luz y la vida, todo aquello que nos propone el Noble Corán. Los musulmanes aspiran a la integración social sin tener que abandonar su fe, a la hermandad, a la convivencia, a la concordia con el resto de las personas. Los musulmanes quieren vivir sin miedo y sin dar temor a nadie. Abu Hurairah (ra) relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.), dijo:
«Quien crea en Alláh y en el día final, que hable el bien o que se calle. Y quien crea en Alláh y en el día final, que sea generoso con su vecino. Y quien crea en Alláh y en el día final, que sea generoso con su huésped.»
(Bujari y Muslim).
Y el Sagrado Corán dice:
“¡Oh, creyentes! Sed firmes con los preceptos de Dios, dad testimonio con equidad, y que el rencor no os conduzca a obrar injustamente. Sed justos, porque de esta forma estaréis más cerca de ser piadosos. Y temed a Dios; Dios está bien informado de lo que hacéis.”
(Corán 5:8).
Quienes pretender confundir a las personas diciendo que el islam es una religión irracional, totalitaria, y cruel, se equivoca o mienten por puro cinismo. El Sagrado Corán dice:
«Si tu Señor lo hubiese querido habría hecho que la humanidad entera creyera en una sola religión, pero Dios, alabado sea, prescribió dejar a los humanos en libre albedrío».
(Corán 11:118)
Y también dice:
«¡Humanos! Ciertamente os creamos iguales e hicimos, a través de la reproducción, grandes multitudes y numerosas naciones para que os conozcáis y colaboréis entre vosotros».
(Corán 49:13)
El Centro de Relaciones Americano-Islámicas, indicó que un 50 por ciento de todos los estudiantes musulmanes en los EE.UU. han sido acosados por sus compañeros.
Massoud Shadjareh, Presidente de la Comisión Islámica de Derechos Humanos y veterano activista desde su época de estudiante en la Universidad de Berkeley y que participó en las protestas contra la Guerra de Vietnam, señaló que en el Estado de California, uno de los más liberales de Estados Unidos, la islamofobia se había incrementado un 15%.
Ingrid Mattson, habla de la necesidad de derribar el muro de la desconfianza y la necesidad de que las personas hablen y compartan sus dudas para poder derribar todas las barreras. Hafsa Abdi, de 18 años de edad, recuerda muy bien el día en que fue acosada por primera vez por ser musulmana. Un chico un poco mayor que ella, le arranco su hiyab.
Fenómeno industrial
La islamofobia y el terrorismo son un fenómeno industrial que se produce gracias a diferentes factores, y que confluyen en unos mismos objetivos, el saqueo de la riqueza petrolera de los países de Oriente Medio y la venta de armas. Los musulmanes son sujetos pasivos y victimas de estas luchas, como el resto de la humanidad. Una mujer con velo o hiyab, tiene más dificultades para encontrar trabajo que una mujer sin velo o hiyab. Igual le ocurre a una familia que quiera alquilar un piso, si tienen algún rasgo que la identifiquen como musulmana.
El Estado, además de no garantizar los derechos de los musulmanes, tiene un lenguaje islamófobo. Un ejemplo de esto es la existencia de un teléfono en España donde cualquier persona puede señalar, de forma indiscriminada y anónima, a cualquier musulmán como un presunto extremista. A veces es suficiente usar chilaba o tener barba para que alguien sea identificado como sospechoso, por su vecino. De esta forma se construye una sociedad paranoica, que justifica la pérdida de derechos civiles y nuevas medidas de seguridad.
Una parte de los medios de comunicación —sobre todo conservadores o de extrema derecha— no dejan de difundir la falacia de que estamos ante una guerra de civilizaciones, cuando en realidad se trata de una guerra por el control de los oleoductos y la riqueza de los países de Oriente Medio por parte de corporaciones financieras sin escrúpulos, ya sean Norteamericanas, Europeas o Rusas. La codicia, el egoísmo, la avaricia, el ansia y el deseo de poder, no tiene nada de qué ver con el islam. Abu Hurairah (ra) relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.), dijo:
«Hasta el último huesecillo que un hombre tiene, debe hacer caridad cada día que el sol salga: hacer justicia entre dos personas es caridad, ayudar a un hombre para subir su montura o cargarle su equipaje encima de ella es caridad, por cada paso que andas para ir a la oración hay caridad y quitar el daño del camino es una caridad.»
(Bujari y Muslim).
Alegría en los corazones
Creemos en el islam porque el islam es la alegría que habita en nuestros corazones, la esperanza que nos hace caminar, la energía que dota de fuerza nuestros sentidos. El islam es el todo y la armonía, la verdad y la sinceridad. Ser musulmán es ante todo ser honesto consigo mismo y con Allah. Ser musulmán es no tener dueño, ni amo, ni señor salvo Allah. Ni los islamófobos, ni los terroristas, ni la prensa amarilla y sensacionalista, representan nada. El Noble Corán dice:
“…ser paciente en la pobreza, la desgracia y en el momento del enfrentamiento con el enemigo. Ésos son los justos, y ésos son los temerosos de Allah”.
(Corán 2:177)
«Abu ‘Amr o Abu ‘Amrah, Sufían Ibn Abdul-lah (ra) dijo: ‘Dije: ¡Oh, Mensajero de Alláh!, dime algo del Islam para que no tenga que preguntar de ello a nadie más que a ti.’ Respondió el Profeta (s.a.s.): ‘Di creo en Alláh, después lleva una vida recta’.»
(Muslim)
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