Dr. Craig Considine
Las relaciones entre los diferentes grupos étnicos y religiosos de Oriente Medio, EEUU y la UE se están deteriorando a un ritmo rápido. En estas tres regiones, los no musulmanes se enfrentan a los musulmanes y los blancos, a los negros y personas de color, y viceversa. Lo que se necesita ahora más que nunca es un modelo a seguir, cuyas enseñanzas contrarresten el fanatismo y cuyos actos sirvan de modelo para la convivencia. Creo que ese modelo no es otro sino el Profeta Muhammad.
Aproximadamente 1.400 años antes del movimiento por los derechos civiles en EEUU y la campaña contra el apartheid en Suráfrica, el Profeta Muhammad se ocupó de las cuestiones relativas a la xenofobia y los prejuicios en Arabia (actual Arabia Saudí). En este breve artículo, destaco cómo el Profeta luchó contra la idea de juzgar a los individuos y grupos basándose únicamente en el color de su piel y su ascendencia.
Las opiniones antirracistas del Profeta Muhammad se ven claramente reflejadas en su amistad con Bilal ibn Rabah, un esclavo negro que alcanzó una posición de liderazgo dentro de la comunidad musulmana de la Arabia del siglo VII. Una tradición cuenta cómo Muhammad defendió a Bilal después de que Abu Dharr Al-Ghifari, uno de los compañeros del Profeta, llamara a Bilal «el hijo de una mujer negra». Molesto con este énfasis en identificar a las personas por el color de su piel, Muhammad criticó a Abu Dharr diciendo, «eres el hombre que todavía mantiene los rasgos de la ignorancia». La referencia del Profeta a la ignorancia de Abu Dharr se refiere a la situación preislámica de jahiliyyah, un término árabe que significa «el estado de ignorancia de la guía divina». Este período de la historia árabe anterior a la llegada de Muhammad estuvo marcado por la «barbarie» y la «anarquía», como se describe en el Corán. La mentalidad antirracista del Profeta ayudó a sacar a los árabes de esta oscuridad y a conducirlos a la luz, guiándolos por la vía de la justicia y la equidad.
El muecín del Profeta
Bilal, a quien otros musulmanes llamaban «maestro» por su conocimiento y gracia, se convirtió en el muecín del Profeta, lo que significa que era el responsable de convocar a la comunidad musulmana a las cinco oraciones diarias. Al elegir a Bilal para esta honorable función, Muhammad demostró que la exclusión social y la subordinación basada en el color de la piel no estaba permitida en una sociedad islámica.
Antes de que Muhammad revelara su mensaje, los árabes estaban tan orgullosos de sus identidades tribales y étnicas, que las tribus y los grupos étnicos se convirtieron en el estándar social a tener en cuenta. Las enseñanzas del Profeta cambiaron todo aquello. Destacó la importancia de la piedad como sello de respeto. Al desafiar a Abu Dharr, Muhammad demostró que estaba dispuesto a reprender incluso a sus compañeros más cercanos, si denigraban a alguien por su etnia. El Profeta creía que esta forma de «tribalismo», o al-asabiyyah, en árabe, era cancerígena, porque obligaba a la gente a lealtades étnicas aunque eso significara que tuvieran que apoyar la opresión y la injusticia.
El último sermón
El último sermón del Profeta en el Monte Arafat en el año 632 d.C. es quizás su manifestación más notable de antirracismo. En su discurso, Muhammad declaró que, «Un árabe no tiene superioridad sobre un no árabe, ni un no árabe tiene ninguna superioridad sobre un árabe… una persona blanca no tiene superioridad sobre un negro, ni un negro tiene ninguna superioridad sobre el blanco excepto por la piedad y las buenas acciones».
El último sermón es el punto culminante de la vida de Muhammad. Desafió a una población desunida e involucrada constantemente en la guerra, llamando a la gente a unirse bajo la bandera de la humanidad. Al distanciarse de la tendencia a categorizar a los demás en función de su origen étnico, el Profeta precedió a las palabras de Martin Luther King Jr., cuyo discurso «Tengo un sueño» pedía que se juzgara a los afroamericanos no por el color de su piel, sino por la calidad de su carácter.
Unos 1.400 años antes del movimiento por los derechos civiles en EEUU y la campaña contra el apartheid en Sudáfrica, el Profeta atendió a las cuestiones relativas a la xenofobia y los prejuicios en Arabia.
El mensaje de Muhammad contra el racismo es especialmente relevante durante febrero, que es el Mes de la Historia Negra en los Estados Unidos. Al-Hajj Malik El-Shabazz, el líder afroamericano de los derechos civiles que se conoce popularmente por Malcolm X, reflejó la insistencia de Muhammad en la armonía. Después de realizar el Hajj, el peregrinaje islámico, El-Shabazz escribió a sus amigos diciendo que todos los peregrinos musulmanes en la Meca aceptaban la «Unidad de Dios». Añadió que los blancos en los EEUU deberían hacerse eco de los peregrinos musulmanes y «dejar de medir, obstaculizar y dañar a otros en términos de sus diferencias de color». La perspectiva antirracista de El-Shabazz refleja el espíritu de amistad e inclusión de Muhammad. Como el Profeta, El-Shabazz es un modelo a seguir para el movimiento antirracista.
Figura antirracista
Considero que Muhammad es una figura antirracista por excelencia porque promovió la paz y la igualdad. Sin duda, instauró el concepto de derechos humanos en una región del mundo que no tenía experiencia previa con esta práctica. Los no musulmanes que menosprecian al Profeta como un asesino racista no han considerado los ejemplos mencionados anteriormente.
Para promover aún más las buenas relaciones entre musulmanes y no musulmanes, así como entre personas de diferentes colores de piel, es imperativo que los medios de comunicación destaquen el espíritu antirracista de Muhammad. En lugar de ser una figura divisiva, Muhammad es una inspiración para los que trabajan para librar al mundo del mal del racismo.
Traducción: Inés Eléxpuru
Fuente: Huffpost.com
Sin comentarios