La feminista francesa Françoise Vergès presentó en Rabat su último libro “Un féminisme décolonial”. En él, y entre muchas otras cuestiones, la autora explica cómo en ocasiones el feminismo europeo se ha convertido en un concepto neoliberal que pretende realizar una “misión civilizadora entre las sociedades y las mujeres del Sur”, en especial las musulmanas, al más puro estilo neocolonialista.
“Antes, el feminismo era considerado casi un insulto, algo marginal, pero ahora todo el mundo se considera feminista, y hasta la extrema derecha ha adoptado este concepto en sus discursos. El feminismo se ha convertido en una mercancía”, Françoise Vergès dixit.
El pasado día 14 de marzo, la feminista decolonial francesa Françoise Vergès presentaba en Rabat, Marruecos, su último libro, recién publicado: “Un féminisme décolonial”. El acto, organizado por la Universidad Internacional de Rabat y el Centro Jacques Berque, fue multitudinario, en especial entre los estudiantes.
Vergès, en una intervención clara y bien articulada, explicó la metodología que le había empujado a escribir este libro. Así, expuso los acontecimientos que en las últimas décadas le habían llevado a estudiar el feminismo desde un punto de vista decolonial, centrándose de manera particular en el caso francés, a menudo precursor de numerosas corrientes ideológicas que luego se extenderán por el resto de Europa.
Recientemente leíamos en el semanario francés Le Point, una carta abierta firmada por numerosos intelectuales franceses contrarios tanto el término como al concepto “decolonial”, al igual que otros términos “colaterales” como el de “raza”, “islamofobia”, so pretexto de que estaban minando la convivencia y exacerbando las diferencias.
« Colloques, expositions, spectacles, films, livres « décoloniaux » réactivant l’idée de « race » ne cessent d’exploiter la culpabilité des uns et d’exacerber le ressentiment des autres, nourrissant les haines interethniques et les divisions » («Coloquios, exposiciones, espectáculos, películas, libros «decoloniales» que reactivan la idea de «raza» no cesan de explotar la culpabilidad de unos y exacerbar el resentimiento de otros, alimentando los odios interétnicos y las divisiones»).
Representaciones imaginarias
Sin embargo, para Vergès, las cuestiones relativas a la raza no son asuntos propios del pasado que haya que obviar, sino que están muy presentes en la actualidad. “No se trata simplemente de representaciones imaginarias, sino de estrategias políticas. Por ello, cuando me refiero a la política francesa, no hablo de cuestiones “raciales”, sino “racializadas” (racisées). Tampoco abordo las cuestiones del feminismo desde la perspectiva de la mujer victimizada ni me refiero meramente a sus derechos. La categoría de las mujeres no es universal ni general”.
A modo de ejemplo, la feminista francesa citó la reciente huelga de 45 días que las mujeres dedicadas a la limpieza de la estación del Norte, en París, habían protagonizado con éxito. La mayoría de estas mujeres, explicó, eran de origen extranjero, entre ellas muchas refugiadas sirias, así que el conflicto se “racializó”. Inmediatamente después de esta huelga destinada a denunciar no solamente las nefastas condiciones de trabajo, sino los frecuentes abusos sexuales, surgió un movimiento femenino en Francia, encabezado por algunas figuras destacadas, como la actriz Catherine Deneuve, bajo el lema “El derecho de ser importunadas”. Esta iniciativa claramente trataba de minimizar la gravedad de los abusos a estas y otras mujeres, en especial del Sur.
Control de natalidad y políticas de dominación
En los años 70, explicó Françoise Vergès, Francia y los EEUU, en especial, introducen en sus políticas la noción del peligro que supone para el planeta la superpoblación del entonces llamado “tercer mundo”, y por ende la necesidad de controlar la natalidad entre sus mujeres, a menudo en contra de sus propias voluntades y con métodos considerados por ellas agresivos. Todo ello se relacionaba con las políticas migratorias, la necesidad de mano de obra extranjera, etc. “Eso es lo que llamo una política ‘racializada’ y un abuso de poder sobre el cuerpo de la mujer. Son políticas de dominación que surgen tras la segunda Guerra Mundial”.
Colonialismo y olvido
Al referirse a los movimientos de liberación de la mujer surgidos en Francia y considerados pioneros, es curioso comprobar, según Vergès, como todos omitían la cuestión de la colonización; solamente se pronunciaban en contra de los abusos. O, como decía el poeta y político martiniqués Aimé Césaire, “¿por qué el feminismo europeo nunca ha tenido en cuenta la colonización?”
Por lo demás, durante el acto la autora destacó que tras la independencia de Argelia, en 1962, y durante los años setenta, Francia se olvidó de mencionar y rememorar el colonialismo por completo. Igualmente, en los años 75 al 77 surgió en Francia un movimiento de intelectuales que se pronunciaban en contra de la Revolución francesa. Estas personas no solamente se rebelaban contra la práctica de la revolución, sino incluso contra la propia idea, el propio concepto de revolución, en general. Para ello, ponían como ejemplo -explicó la escritora-, la revolución bolchevique en Rusia y el posterior Gulag (Dirección General de Campos de trabajo), o la revolución castrista y sus nefastas consecuencias.
Siempre, siguiendo esta exposición basada en una serie de corrientes de pensamiento expuestas de forma cronológica, Vergès expuso a continuación cómo en los años 80 aparecía una corriente que ella llama “anti anti-colonización”, que insistía en el beneficio de las colonizaciones y, especialmente, en cómo las descolonizaciones dejaron a esos países en manos de sátrapas y dictadores.
La islamofobia y el feminismo
A continuación Françoise vergès expuso cómo tras la política neoliberal de intervención en los países de Centroamérica, aparecieron las primeras políticas islamófobas en Francia. En 1989 se produce el primer caso de expulsión de varias alumnas por vestir velo en un liceo de Creil. Lo curioso, explicó la activista francesa, es que a partir de ahí feministas de izquierdas y anti colonialistas como Giselle Amini, se lanzaron a presentar el islam y los hombres musulmanes como opresores y patriarcales, y a las mujeres musulmanas, como víctimas sumisas a las que hay que liberar.
Surge así con fuerza un nuevo discurso de liberación de la mujer que ataca sin ambages ni pudor al islam y a los musulmanes, y se expresa a través de editoriales, artículos y cartas abiertas. Toma cada vez más fuerza el concepto de la “Europa amenazada en sus valores”. Hay que liberar como sea a la mujer musulmana de la opresión simbolizada por el velo. Y ahí, incide Françoise Vergès “izquierda y derecha convergen en una mentalidad de ‘misión civilizadora’”.
Se trata de un discurso de carácter no ya “blanco y burgués”, porque también lo adoptan numerosas mujeres del Sur, sino “neloliberal y civilizacional”. “Hay que civilizar a las sociedades del Sur, en especial a sus mujeres. O, como decía el filósofo caribeño Frantz Fanon “Tened a las mujeres y el resto vendrá solo’”.
En guisa de conclusión, Françoise Vergès explicó durante la presentación de su último libro, que el propósito del feminismo de signo decolonial que ella y muchas otras personas defienden, es el de obtener un mundo sin depredación e injusticias, libre de la colonización de las ideas y las mentalidades.
Inés Eléxpuru, Directora de Comunicación de la Fundación de Cultura Islámica
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