El propósito de esta ponencia, impartida por Alfonso Casani, investigador de la Fundación de Cultura Islámica, en el marco de las “Conversaciones sobre islamofobia y género” organizadas por Casa Árabe y el Grupo de Análisis sobre el Islam en Europa (GRAIS), es abordar la lucha contra la islamofobia desde una perspectiva cultural, a través de la identificación y análisis de las distintas campañas que han tratado de influir en los procesos de inclusión/exclusión de los musulmanes en la sociedad española. Estas distintas iniciativas muestran un proceso de reinterpretación de los hechos históricos y culturales que vinculan el pasado de la Península Ibérica con la civilización islámica.
La islamofobia no ha cesado de aumentar desde los comienzos de este nuevo siglo: primero, debido a la ola de racismo generada por los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, y, posteriormente, como reacción al surgimiento de Daesh y la expansión del terrorismo internacional a Europa y Norteamérica. Tan solo en el año 2017, la plataforma Ciudadana contra la Islamofobia contabilizó 546 ataques denunciados contra musulmanes en España, tanto ataques físicos como agresiones online. En este sentido, el último Informe Europeo contra la Islamofobia (European Islamophobia Report 2017) destacaba dos tipos distintos de islamofobia: la “islamofobia institucionalizada”, entendida como las decisiones islamófobas tomadas e implementadas por el Estado, y que se apoya en las raíces culturales de la islamofobia del país, y la “islamofobia de los ciudadanos”, es decir, los ataques y abusos verbales diarios por parte de la población (Aguilera-Carnerero, 2017).
Desde esta perspectiva, consideramos especialmente necesario abordar la islamofobia institucionalizada, ya que proporciona las narrativas dominantes empleadas para promover la xenofobia y las acciones discriminatorias contra los musulmanes. Ésta se fundamenta sobre una construcción histórica de la islamofobia, así como en una reacción a los distintos acontecimientos internacionales que han marcado la segunda mitad del s. XX y los comienzos del s. XXI. Enmarcadas en la controvertida teoría del “choque de civilizaciones” elaborada por Samuel Huntington, ambas ideas hacen referencia a la expansión de la islamofobia como reacción a la Revolución de Irán de 1979, los atentados del 11-S, o los ataques cometidos por Daesh en suelo europeo y americano, pero, también, a sucesos de mayor carácter histórico, tales como la colonización, los enfrentamientos entre el Imperio bizantino y el Califato islámico, o los ataques otomanos en el Mediterráneo.
La construcción de la identidad española estuvo íntimamente ligada a la denominada “Reconquista” de la península Ibérica por parte de los Reyes Católicos y a la construcción de una identidad católica y cultural homogénea
Esto es especialmente relevante en el caso de España, en el que la construcción de la identidad española estuvo íntimamente ligada a la denominada “Reconquista” de la península Ibérica por parte de los Reyes Católicos y a la construcción de una identidad católica y cultural homogénea (Martín Muñoz et al., 1998). Como han señalado distintos autores, este esfuerzo trasciende los ejemplos físicos más obvios, como fue la expulsión de los Moriscos en 1609, y puede observarse en la construcción de los valores de la población hacia la población musulmana, como refleja, por ejemplo, la representación de los musulmanes como malvados, ridículos o de poca confianza en la literatura española del s. XVI (Gómez Torres, 2005; González Alcantud, 2002). El resultado es una comprensión del islam como un elemento de diferenciación cultural (Mateo Dieste, 1997), y la construcción de un imaginario islamófobo entre la sociedad, que ofrece una imagen negativa del islam y de los musulmanes y los sitúa como enemigos de Occidente.
La construcción de contrarrelatos
La raíz histórica y cultural de la islamofobia en España refleja la necesidad de desarrollar nuevos contrarrelatos, entendidos como discursos y hechos alternativos empleados para revertir las narrativas y relaciones de poder dominantes (Mora, 2014). En este contexto, quiero destacar la última iniciativa desarrollada por la Fundación de Cultura Islámica para luchar contra la islamofobia, mediante la creación del Centro de Estudios sobre el Madrid Islámico (CEMI). El Centro, lanzado oficialmente en 2017, tiene por objetivo recuperar el patrimonio cultural y material de Madrid. Madrid es la única capital europea de origen islámico, fundada entre los años 858 y 871 por el Emir Mohamed I; sin embargo, su origen es prácticamente desconocido por la población, además de difícil de rastrear, desde una perspectiva tanto física como cultural, desde que fuera designada como capital del país por Felipe II en el año 1561. Este proyecto trata de ir más allá de su objetivo cultural y se presenta como un instrumento para construir puentes entre culturas, diluyendo la dicotomía “ellos-nosotros” establecida entre los nacionales españoles y la comunidad musulmana y destacando la existencia de un patrimonio común y de unos vínculos históricos y culturales compartidos.
En este sentido puede destacarse un primer intento de enfatizar este patrimonio compartido mediante el impulso de una primera iniciativa europea, lanzada a través del Consejo de Europa bajo la forma de la Recomendación 1162 para el reconocimiento de la contribución de la civilización islámica a la cultura europea. El objetivo de esta iniciativa sobrepasa el mero reconocimiento de su contribución cultural y sitúa su foco en la existencia de una historia común y en la dificultad de establecer una división clara entre la cultura árabe y la árabe o islámica.
El CEMI trata de ir más allá de su objetivo cultural y se presenta como un instrumento para construir puentes entre culturas, diluyendo la dicotomía “ellos-nosotros” establecida entre los nacionales españoles y la comunidad musulmana y destacando la existencia de un patrimonio común y de unos vínculos históricos y culturales compartidos.
Entre los distintos ejemplos que me gustaría destacar, en lo referente a las distintas iniciativas promovidas en España, me gustaría comenzar por la reciente publicación de un artículo en el periódico 20 minutos por parte de Daniel Gil-Benumeya, coordinador científico del CEMI. En este artículo, Gil-Benumeya se apoya en la historia del matemático Maslama al-Mayriti para explicar el proceso de supresión de sus raíces al que ha sido sometido Madrid (lo que nos permite comprender, entre otras cosas, el propio desconocimiento que los madrileños tienen de los orígenes de su ciudad). Como concluye el artículo, el reconocimiento de sus orígenes conllevaría la aceptación del componente histórico que conforma su historia y, con ello, la inclusión de un elemento islámico en la identidad de su población.
No obstante, de igual forma que el artículo es interesante, lo son las reacciones que desencadenó, las cuales podían leerse en los comentarios bajo el artículo. Todos ellos estaban vinculados con la noción de identidad, y se apoyaban en dos ideas principales: el hecho de que el islam constituye una parte de nuestra identidad ya rechazada, y, que, por lo tanto, no forma parte de ella en la actualidad; y su identificación como una amenaza a nuestra identidad actual, a través de su vinculación con las nociones de “sharía”, “terrorismo”, “los derechos de la mujer” y los “regímenes autocráticos” Su justificación se construye sobre la idea que la cultura predominante es aquella de la “reconquista” (entendida como una civilización católica homogénea) o en la existencia de culturas previas, lo que les conduce a entender la invasión musulmana como un mero paréntesis en la historia de la península.
Una batalla dialéctica en torno a la historia del país
Esta iniciativa, sin embargo, no es unidireccional, y el ejemplo más claro lo encontramos en el “complejo monumental mezquita-catedral de Córdoba” (como se llama en la actualidad). Esta controversia comenzó con la inscripción del monumento como edificio de su propiedad por parte de la Iglesia, que alegó su posesión desde el año 1236. A pesar de que ya se encargaba de la gestión de sus visitas y de su mantenimiento, el cambio de titularidad reflejó, también, un cambio de actitud por parte del Cabildo de la Catedral, el órgano a cargo de su gestión. Este cambio se ha reflejado en un aumento de la presencia de símbolos católicos, mediante la importación de estatuas y figuras católicas como parte de exhibiciones temporales; un breve cambio de nombre en 2014 a “Catedral de Córdoba”, rechazando, así, el componente islámico tan característico del edificio; la supervisión de la selección de guías turísticos por parte de la Iglesia; o el objetivo social del monumento. Con respecto a este último factor, el director del Cabildo publicó, recientemente, un tweet con relación a los objetivos de las visitas nocturnas a la Mezquita Catedral, en el que afirmaba:
“La visita nocturna es un medio privilegiado para dar a conocer la historia y la arquitectura de nuestra Catedral de Córdoba y debe ser, como el mismo templo, un medio de evangelización.”
Estas iniciativas han sido muy contestadas por la asociación plataforma de la Mezquita Catedral de Córdoba.
Un tercer caso de interés ha sido la controversia que ha rodeado la celebración del Día de la Toma de Granada, que conmemora el fin de la soberanía islámica sobre la península Ibérica. Este día, que rememora la anexión de Granada al reino de Castilla y la imposición de la religión católica a sus habitantes, es aprovechado, en la actualidad, por los movimientos de extrema derecha para manifestarse contra los inmigrantes y promover una imagen de una sociedad homogénea, unida contra el extranjero.
Esta festividad, siempre polémica, fue aún más destacada el año pasado después de que Esperanza Aguirre, antigua presidenta de la Comunidad de Madrid y ministra de Educación y cultura entre 1996 y 1999, publicase un tweet en celebración de esta fiesta, afirmando:
“Hoy hace 525 años de la toma de Granada por los Reyes Católicos. Es un día de gloria para las españolas. Con el Islam no tendríamos libertad.”
De nuevo, la posibilidad de que tengamos una herencia islámica se enmarca en una percepción negativa y homogénea del islam, y, esto, a la carencia de derechos de la mujer. Con ello se trata de enfatizar la situación negativa en la que nos encontraríamos si abrazásemos nuestro pasado musulmán.
El argumentario de este grupo se apoya en los estudios del historiador social, británico, Eric Hobsbawn para denunciar una reescritura de la Historia con el objetivo de legitimar la realidad actual
Estas manifestaciones han sido ampliamente contestadas por distintos sectores de la sociedad civil y los medios de comunicación, entre los que cabe destacar el importante papel desempeñado por el grupo “Granada abierta”. El argumentario de este grupo se apoya en los estudios del historiador social, británico, Eric Hobsbawn para denunciar una reescritura de la Historia con el objetivo de legitimar la realidad actual, o, por lo menos, los intereses de las élites gobernantes. En su opinión, estos esfuerzos se han construido sobre dos ejes: a) la comprensión de la conquista de Granada como el momento de unificación de España, cuando, en realidad, su territorio aún se encontraba dividido en distintos reinos, y, b) el ocultamiento de la violación de las condiciones de rendición aceptadas por el reino de Granada y el ataque y proceso de eliminación promovido contra su cultura, lengua y religión. El objetivo principal que sostiene ambos aspectos es la construcción de una imagen de país culturalmente homogéneo.
Los tres casos, aunque no han sido analizados en profundidad, muestran un esfuerzo por reinterpretar la historia y patrimonio del país, lo que hemos considerado un intento de definir qué es parte de la identidad del país y qué no lo es. En última instancia, asistimos a un intento de determinar si el islam y la población musulmana deberían ser comprendidos como un elemento histórico de lo que define la identidad del país y, por lo tanto, como una parte inherente de la sociedad actual, o no.
En este contexto, las iniciativas destacadas (incluyendo aquellas promovidas por nuestra Fundación) muestran la necesidad de abordar la islamofobia desde una mayor perspectiva cultural, con el objetivo de definir el lugar que los musulmanes ocupan en nuestra sociedad, en el marco de un proceso de inclusión/exclusión.
Fuentes:
Aguilera-Carnerero, Carmen (2018). “Islamophobia in Spain: National Report 2017”, en Enes Bayrakli y Fared Hafez, European Islamophobia Report 2017. Istanbul: SETA.
Gómez Torres, David (2005). “La islamofobia de ayer y de hoy: la homogeneización de la imagen del moro en la comedia de Lope de Vega”, Espéculo. Revista de estudios literarios. Madrid: Universidad Complutense de Madrid
González Alcantud, José Antonio (2002). “Lo moro. Las lógicas de la derrota y la formación del estereotipo islámico”. Barcelona: Anthropos Editorial Del Hombre
Martín Muñoz, Gema, et al. (1998). El Islam y el mundo árabe. Guía didáctica para profesores y formadores. Madrid: AECID
Mateo Dieste, Josep Lluis (1997). “El ‘moro’ entre los primitivos. El caso del Protectorado español en Marruecos”. Barcelona: Fundación La Caixa
Mora, Raúl Alberto (2014). “Counter-Narrative”, Key Concepts in Intercultural Dialogue, nº 36. Disponible en: <https://centerforinterculturaldialogue.org>
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