La polémica que se ha desatado en Francia este mes en torno a la prenda de baño llamada «burkini» , prohibida en varias playas, ha mostrado la cara más intolerante y prejuiciosa de este Estado, extendiendo el debate a un gran número de países.
Entre ellos, Reino Unido presenta un porcentaje de musulmanes relativamente elevado (el censo de 2011 calculaba que un 4,8% del total de la población era musulmana) y ha ocupado las portadas de los periódicos recientemente por sus posturas conservadoras con respecto a la inmigración, como demostró el referéndum llevado a cabo sobre el Brexit. Por este motivo se decidió llevar a cabo un experimento social con el fin de comprobar cuál sería la reacción de la población si se intentase implementar esa misma prohibición en las playas de Inglaterra.
Un actor disfrazado de policía se acercó a una mujer que vestía un «burkini» en una playa cercana a Essex para pedirle que se quitara esa prenda. Afortunadamente, la reacción de la población fue muy diferente a la que hemos visto estos días.
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