Waheeda Saif es consejera de salud mental y trabaja como terapeuta en el Riverside Trauma Center (Massachusetts, Estados Unidos). Su experiencia, no sólo como psicóloga, sino también como musulmana, le ha obligado a enfrentarse, habitualmente, a la necesidad de hablar con niños y adolescentes sobre islamofobia y discriminación. En este artículo, ofrece una serie de consejos útiles sobre cómo tratar este tema tan sensible:
“¿Qué tal tu día?” Pregunté a mi hijo de ocho años de camino al colegio islámico.
“¡Muy mal! No pudimos salir fuera porque están demasiado asustados por los atentados en París. ¡Vaya tontería! París está lejísimos y no es como si esa gente pudiese teletransportarse hasta aquí.”
Mi corazón se paró, mi cerebro se bloqueó, entré en pánico. Traté de empezar una conversación con él, pero enseguida me di cuenta de que no iba a llegar a ninguna parte. Lo dejamos y nos concentramos en su proyecto de estudios sociales, que tenía que presentar pronto.
Y así es como una terapeuta con más de diez años de experiencia en el campo de ‘Respuestas ante crisis y traumas’ trata un asunto al que muchos padres tienen que hacer frente cada día. He tenido muchas conversaciones difíciles con mi hijo y, a menudo, aconsejo a otros padres sobre cómo abordar estas conversaciones difíciles, pero esto era peor que darle una mala noticia o que explicarle algún periodo horrible de nuestra historia. Me sentí como si fuese a determinar algunas de sus cualidades como ser humano, como estadounidense, como musulmán… su propia identidad. Había demasiado en juego.
Como padres, a veces tratamos de rehuir esas conversaciones. Nos decimos que nuestros hijos son demasiado jóvenes, que “no se van a enterar”. Pero la realidad es que los niños se enteran, ya sea porque nos hemos dejado las noticias encendidas o a través de rumores en el patio del colegio. Siempre es mejor que sea un adulto responsable el que les dé una información certera. Como padres, desempeñamos un rol crucial en la formación de las ideas y reacciones de nuestros hijos, a través de nuestros puntos de vista y nuestras reacciones. En este sentido, quizá lo más importante sea controlar nuestras propias reacciones, ya que los niños captan las señales y nuestros sentimientos de miedo, enfado y decepción. En última instancia, evitar esas conservaciones lanza el mensaje de que el asunto es demasiado sensible o que da demasiado miedo como para que podamos hablar de ello.
Por supuesto, la explicación debe adaptarse a cada edad. Es bueno comenzar por preguntarle sobre lo que saben acerca del asunto y lo que piensan que ha ocurrido, así como contestarles de forma sincera y con una información que puedan manejar. Es importante poner el énfasis en su seguridad (especialmente en el caso de los más jóvenes), pero hay que evitar hacer promesas que no puedan cumplirse (por ejemplo, prometerles que eso nunca va a ocurrir en vuestra localidad o país).
Consejos para manejar la conversación
Aquí encontrarán algunos consejos clasificados por edad sobre cómo mantener este tipo de conversaciones:
Niños en edad preescolar (menores de 7 años)
- Por lo general, los niños de esta edad no necesitan conocer los acontecimientos mundiales, a menos que les afecte directamente (en su colegio, en su comunidad).
- Controla su exposición a la información. Los niños ven, escuchan y entienden más de los que creemos.
- Si crees que el niño conoce la situación o te hace alguna pregunta al respecto, respóndele a sus preguntas, poniendo el énfasis en lo que los adultos están haciendo para garantizar su seguridad.
De 7 a 12 años
- Pregúntale que es lo que sabe y lo que comprende de la situación (por ejemplo: “¿Has oído hablar de lo que ha ocurrido en Orlando?”).
- Pregúntale cuáles son sus preocupaciones principales.
- Corrige cualquier tipo de información errónea.
- Tranquilízale sin prometer cosas que no puedes garantizar.
- Deja claro que sólo debe culparse a aquellos que han cometido esas “malas acciones”, y no a todo el colectivo al que pertenecen (“igual que no querrías que te culpasen a ti por algo que ha hecho tu hermano”).
- Discute el concepto de islamofobia en términos generales: es una forma de discriminación, la gente a menudo teme aquello que no entiende, a veces se culpa a todo un grupo por las acciones de unos pocos, etc.
Más de 12 años
- Asume que conoce los acontecimientos mundiales, la política local y las reacciones negativas que se están dirigiendo contra las minorías.
- Pregúntale que es lo que está viendo en los medios.
- Pregúntale qué es lo que opina acerca del clima político actual, incluyendo la islamofobia.
- Pregúntale si ha tenido alguna experiencia positiva o negativa relacionada con ser musulmán y cuéntale tus experiencias propias.
- Contextualiza históricamente el clima de conflicto actual y explícale cómo, a lo largo de la historia, distintos grupos han utilizado ideologías políticas, raciales y religiosas para perseguir sus propios intereses.
- Discute la islamofobia en un contexto amplio, la discriminación contra diversos colectivo ha sido algo común a lo largo de la Historia.
- Habla con ellos sobre el acoso escolar y cómo enfrentarse a él (por ejemplo, simula qué harían ante una situación de acoso escolar, ya sea contra ellos o contra algún amigo suyo).
- Anímale a pensar formas con las que puede contribuir a mejorar la situación.
Otras consideraciones para los adolescentes
- Controla su acceso a la información y redes sociales (mantén los ordenadores en lugares comunes, discute con él las noticas….).
- Habla con tu hijo sobre la seguridad en internet.
- La estrategias de reclutamiento del ISIS son las mismas que las de las bandas:
- Se dirigen a jóvenes que se sienten desconectados.
- Ofrecen una sensación de inclusión y un sentido en la vida.
- Crea una dicotomía de “nosotros” contra “ellos”.
- Ofrece una imagen idealizada de la utopia.
- Discute las diferencias entre la interpretación del Islam del ISIS y la tuya.
- Amplia el foco de la conversación, habla de los diferentes grupos que han sido perseguidos a lo largo de la Historia, sin limitarte sólo a los musulmanes.
Incluso siguiendo estos consejos y con mucha determinación, puede ser una conversación complicada. Nuestros hijos siguen nuestro ejemplo sobre cómo pensar o sentirse, por lo que es importante controlar nuestras propias reacciones durante la conversación. No pasa nada porque vean que los adultos experimentan distintas emociones, siempre que continúen sintiéndose seguros.
En estos tiempos difíciles, es importante que nos involucremos en actividades familiares e individuales que nos hagan sentirnos cómodos, tranquilos y felices.
Al final, tuve esa conversación con mi hijo y, a pesar de que fue muy dolorosa, fue mejor de lo que me esperaba. Por fin, concluyó que Donal Trump era “un tonto”, y yo estuve de acuerdo.
Fuente: The Huffington Post
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